Un poco de poesía israelí para acompañar el verano: hoy Yehuda Amijai

Aquí estamos de regreso con esta hermosa propuesta que es Limud Verano, a los nuevos lectores
bienvenidos (puede leer publicaciones del Verano pasado)  y a los antiguos seguidores feliz reencuentro!
La propuesta de  hoy es presentar brevemente al un poeta israelí llamado Yehuda Amijai. El nació en Wurzburg, Alemania en el año 1924 en el seno de una familia judía tradicionalista. Es en su hogar que adquiere una solida base y formación judía y religiosa.

En el año 1935 emigra junto con sus padres a Israel, más precisamente a la ciudad de Petaj Tikva y luego se trasladaría a Ierushalaim (Jerusaem) ciudad a que le dedicaría muchos y bellos poemas siendo su motivo central.

En 1942 finaliza su estudios en la Yeshiva (casa de estudios religiosos) y se alista en la unidad de las Brigadas Británicas.

En la obra de Amijai es sumamente central su conocimiento religioso y de las fuentes judias, que a pesar de su laicismo, utilizará repetidamente en su obra por medio de imágenes, debates y comparaciones con los textos sagrados.

A partir del año 1946 asiste a un curso de profesores en el SeminarioBeit Hakerem, en Jerusalem, esto lo habilita a eje ercer la docencia tarea a la que dedico más de 15 años.

Muchos argentinos tuvieron el provilegio de poder asistir a sus clases magistrales en el ya extinto Majon Greenberg en Ierushalaim (Instituto de formación ara maestros hebreos de la diáspora).

Transcurría 1949 y comienza sus estudios de Literatura y Biblia en la Universidad Hebrea de Jerusalem.

En 1957 recibe el Premio Shlonsky por su primer libro de poemas, de allí en adelante no cesa su producción poética como así también le llegan importantes reconocimientos como ser el Premio Brener por su segundo libro en 1969, el Premio Bialik en 1976, el Premio Israel en 1982 y el Premio Agnon en 1986, entre tantos otros.

Yehuda Amijai fallece en el año 2000 y nos deja de legado una rica producción poética judía e israelí que ha sido traducida a múltiples idiomas.

Hoy presentaremos el poema “El Hombre en su Vida” de Yehuda Amijai.

Yehuda Amijai nos invita a reflexionar de manera disrruptiva y desafiante con el texto inspirador que es un fragmento de Kohelet (Eclesiastés, texto original al pie del articulo). Nos sumerge en el mundo de una lógica de multiples verdades y lógicas cuasi talmúdicas por medio de su poema. Abre a la hipertextualidad e interpretación desacralizando las fuentes hebreas y haciéndolas mas asequibles y actuales a mi humilde entender.

En tiempos de verano, relax y vacaciones nada mejor que poder pensar y aprovechar el tiempo, ya verán por qué lo digo!.

Tarea para el hogar: Invitación a la reflexión.

 ¿Se equivocó Kohelet (el Eclesiastés)?.
 ¿Qué hacemos y que quisiéramos hacer con nuestro tiempo?
¿En que destinamos tiempos y recursos?
¿Si no es ahora cuando? (Fragmento de Pirkei Avot, Hillel)
Que disfruten de la lectura y la reflexión. Hasta la próxima entrega.

Enrique M. Grinberg

EL HOMBRE EN SU VIDA
Yehuda Amijai

El hombre en su vida no tiene tiempo de tener
tiempo para todo.

Y no tiene el tiempo de tener el tiempo
pare todo afán. El Eclesiastés no tuvo la razón
cuando dijo aquello.
 
Un hombre tiene que odiar y amar a la vez:
con los mismos ojos llorar con los mismos reírse.
con las mismas manos arrojar piedras
y con las mismas recogerlas,
hacer el amor en la guerra y la guerra en el amor.
 
Y aborrecer y perdonar y recordar y olvidar
y ordenar y confundir y comer y digerir
lo que una larga historia
hace en muchísimos años.
 
El hombre en su vida no tiene tiempo.
Cuando pierde, busca,
cuando encuentra, olvida,
cuando olvida, ama.
y cuando ama comienza a olvidar.
 
Y su alma es instruida,
v su alma es muy profesional,
sólo su cuerpo permanece siempre diletante:
intenta y se equivoca
no aprende y se equivoca
no aprende y se confunde
ebrio y ciego en sus placeres y pesares.

Muerto de higos él morirá en el otoño,
arrugado y lleno de si y dulce,
las hojas secándose sobre la tierra,
y las ramas desnudas señalando
hacia un lugar donde hay tiempo para todo.

Kohelet (Eclesiastés) Capítulo 3 Versículos 1-8

Hay un momento para todo y un tiempo para cada cosa bajo el sol:
un tiempo para nacer y un tiempo para morir, un tiempo para plantar y un tiempo para arrancar lo plantado;
un tiempo para matar y un tiempo para curar, un tiempo para demoler y un tiempo para edificar;
un tiempo para llorar y un tiempo para reír, un tiempo para lamentarse y un tiempo para bailar;
un tiempo para arrojar piedras y un tiempo para recogerlas, un tiempo para abrazarse y un tiempo para separarse;
un tiempo para buscar y un tiempo para perder, un tiempo para guardar y un tiempo para tirar;
un tiempo para rasgar y un tiempo para coser, un tiempo para callar y un tiempo para hablar;
un tiempo para amar y un tiempo para odiar, un tiempo de guerra y un tiempo de paz.

Publicado en Limud Verano