No tenemos soldados anónimos


En memoria de Jonathan Iajil

No tenemos soldados anónimos
no tenemos una tumba del soldado desconocido,
quien desee depositar un ramo de flores
deberá deshacer su ofrenda
en innumerables pétalos desmenuzados
y multiplicados y dispersarlos.

Todos los muertos retornan a sus hogares.
Y todos tienen nombre,
también tú, Jonathan
discípulo mío, cuyo nombre está en la lista de la división,
como está también en la nómina de los muertos.
Así como fuiste mi discípulo,
fuiste también dueño de un nombre,
dueño de tu nombre.
La última vez yo estaba sentado junto a ti
en un camión que marchaba por un camino de tierra
próximo a Ein Guedi. El polvo
se levantaba a nuestra espalda
y no vimos las montañas.
El polvo oculto lo que debió
Ocurrir tres años después:
ahora.

Pido aun a aquellos que no lo conocieron:
ámenlo también después de su muerte,
ámenlo: él ahora es un hueco,
un lugar vacío cuya forma es su formay cuyo nombre es su nombre.


Iehuda Amijai

1 comentario:

Rozenim dijo...

Bravo Quique!
Un gran abrazo,
Moshé