Las palabras y las historias nos transforman...

Hola a tod@s:

                         El menú de este viernes incluye una pequeña introducción y un relato acerca de la lógica del Talmud.

Vamos entonces a la introducción para luego dejar paso a la narración.

En un libro de cuentos que leí hace tiempo hablaba sobre algunas de las palabras más cautivadoras y mágicas que poseía el lenguaje. Estas eran "Erase una vez... o había una vez..." Seguramente si cerramos los ojos estas palabras nos transportarán a distintos lugares y etapas de nuestra vida donde abuelos, padres y/o maestros nos acercaban en distintos momentos a ese mundo de fantasías, fábulas e historias.

Vyasa, el autor del Mahabharata, dice que, "si escuchás con atención un relato, nunca volverás a ser el mismo, porque el relato se introducirá en tu corazón y te transformará"

Inspirado en esta magia del relato, del cuento, de la fábula (en hebreo "Maasim" o en yidish "Maises") mucha de la transmisión judía adopta este formato para llegar directo al corazón de las personas y trasformarlas. La sabiduría judía utiliza la vía del cuento para simplificar muchas veces mensaje más complejos y acercarlos a la gente de una manera más emotiva que erudita.

En este caso seleccioné un cuento que se llamá la lógica del Talmud y espero disfruten de su lectura y su enseñanza.

Espero tengan un Shabat y un fin de semana (largo) de transformación!

Saludos.

Enrique


LA LOGICA DEL TALMUD

Un joven seminarista quien había estudiado lógica socrática, acudió a un Rabí y solicito ser instruido en Talmud.

"¿ Lógica Socrática?", preguntó el Rabí, "yo dudo que eso sea suficiente para estudiar Talmud. Pero te tomaré una prueba".

"Muy bien", dijo el joven seminarista animosamente.

"Supón que dos hombres bajan por una chimenea, uno sale con la cara limpia y el otro con la cara sucia. ¿ Cuál se lava la cara?".

"Oh, eso es fácil, Rabí", respondió el impaciente estudiante. " El hombre con la cara sucia se la lava".

"Incorrecto, declaró el Rabí, "la respuesta es: El hombre con la cara
limpia.
Examinemos la simple lógica: El de la cara sucia mira al de la cara limpia y piensa que su cara también está limpia. El de la cara limpia mira al de la cara sucia y piensa que su cara está sucia, así que él se lava la cara ".

"Nunca pensé en esto", admitió con vergüenza el joven estudiante.

"Por favor, Rabí, dame otra oportunidad".

"Volvamos a empezar entonces", susurró gentilmente el Rabi. "Dos hombres bajan de una chimenea, uno sale con la cara limpia y el otro con la cara sucia. ¿Quién lava su cara?".

"Recién hemos respondido a ésa, aquel con la cara limpia se la lava".
"Lo lamento, nuevamente estás equivocado", anunció con pena el Rabi.
"La respuesta obvia es que ambos se lavan sus caras; esto también es simple lógica. Escucha: aquel con la cara sucia mira al de la cara limpia y piensa que su cara está limpia también, pero el de la cara limpia mira al de la cara sucia y piensa que su rostro también lo está, entonces lava su cara.

Cuando el de la cara sucia ve que el de la cara limpia lava su cara, él
también se la lava, por lo tanto ambos lavan su cara"

"No me dí cuenta de esta alternativa", se quejo el frustrado estudiante.
"Una oportunidad más, Rabí por favor"

"Muy bien, otra oportunidad", suspiró el Rabí. "Dos hombres bajan por una chimenea, uno con la cara limpia y uno con la cara sucia, ¿cuál lava su cara?"

"Ambos lavan sus caras", respondió con énfasis el estudiante.

"Otra vez equivocado", lamento decirlo, ninguno de los dos lava su cara, es la respuesta clara.

Miremos a la lógica, aquel con la cara sucia mira al de la cara limpia y
piensa que la suya también lo está. El de la cara limpia, mira al de la cara sucia y piensa que su cara también está sucia, pero cuando él ve que el hombre de la cara sucia no se lava, él tampoco se la lava. Por lo tanto, ninguno de los dos lava su cara"

"Una última oportunidad yo te demostraré que puedo estudiar Talmud", rogó el confundido, seminarista.

"Esta es la última oportunidad", dijo con firmeza el Rabí. "Dos hombres bajan por una chimenea, uno sale con la cara limpia y el otro con la cara sucia ¿cuál de los dos lava su cara?"

"Ninguno", exclamó triunfalmente el estudiante.

¿Ves ahora por qué la lógica socrática no es suficiente para el Talmud?
Dime hijo, dijo punzante el Rabí. "¿Cómo es posible que dos hombres que bajan por la misma chimenea, uno salga con la cara sucia y el otro con la cara limpia?

¿No ves que la pregunta es narishe? (tonta) . Y si tú intentas contestar narishe fragues ( preguntas tontas), tu respuesta va a ser narishe (tonta)

Así que vuelve al Seminario y aprende algo más de lógica antes de que intentes estudiar el Talmud"

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